COMUNICACIÓN AFECTIVA Y LA CONFIRMACIÓN DEL PROFESOR
En la segunda unidad del MOOC “Neuroeducación: emoción,
memoria y aprendizaje” nos centramos en el discurso docente y en los modos de
interactuación con el alumnado. El objetivo de este módulo es establecer un
conjunto de estrategias para la integración de un modelo de comunicación
afectiva en el aula. Desde la perspectiva que nos ofrecen los últimos estudios
neurocientíficos, es evidente que establecer un ambiente emocionalmente
positivo optimiza el trabajo, pues como dice Schumann (1997),“el lado afectivo
del aprendizaje es la interacción crítica entre cómo nos sentimos, actuamos y
pensamos. No hay separación de mente y emociones. Las emociones, el pensamiento
y el aprendizaje están todos vinculados”. Si pensamos en la práctica diaria,
¿qué puede hacer el profesorado para que en sus clases se reduzca el estrés al
mínimo, se potencie el interés por la materia al máximo y se cree un lazo de
compromiso por aprender que dure todo el curso?
La labor del docente no debe limitarse a clases magistrales,
elaboración de materiales y toma de decisiones, si no que tiene que ampliar su
tarea como facilitador del aprendizaje. Este nuevo enfoque conlleva un mayor
grado de implicación en el modo en el que el profesor se comunica con sus
estudiantes, pues “la educación involucra un proceso de múltiples flujos
comunicativos” (Kaplún, 1998). Para que sea eficaz y significativa, la
comunicación ha de ser afectiva, es decir, en el intercambio de información
entre los individuos que participan en el proceso de enseñanza y aprendizaje
deben primar los mensajes de valoración positiva. Se trata de conectar con el
alumnado a través de un vínculo de confianza, respeto y aceptación. Seamos
conscientes de que la selección de nuestras palabras y la organización de
nuestro discurso juegan un papel importante en la configuración del
autoconcepto de los estudiantes y su éxito académico. En relación con esto
surge el concepto de confirmación del profesor, proceso por el cual los
instructores se comunican con los estudiantes reconociéndolos como individuos
valiosos y significativos (Ellis, 2000). Esto conlleva comportamientos tales
como demostrar interés por el aprendizaje de los estudiantes, utilizar un
estilo de enseñanza interactiva en el que se van variando técnicas que ayudan a
la comprensión del material del curso o creer en sus posibilidades y
confirmarles que pueden hacerlo bien. Este tipo de conductas no están
restringidas a los mensajes orales, si no que deben ir acompañadas de un
lenguaje no verbal que ratifique lo que se está diciendo. Los componentes de la
comunicación no verbal son el paralenguaje (aspecto fónico de la voz), la
proxémica (relación espacial) y la kinesia (postura, movimientos, gestos y
apariencia). En la siguiente infografía ilustro con algunos consejos cómo
lograr una comunicación afectiva en el aula:
Bibliografía
Ellis, K.
(2000). Perceived teacher confirmation. The development and validation of an
instrument and two studies of the relationship to cognitive and affective
learning. Human Communication Research, 26(2), 264-291.
Kaplún, M. (1998). Procesos educativos y
canales de comunicación.
Schumann, J.
(1997). The Neurobiology of Affect in Language. Boston: Blackwell.