jueves, 27 de junio de 2019



Según los últimos datos del Ministerio de Educación y Formación Profesional, la tasa de abandono educativo temprano en España es la segunda más elevada de la Unión Europea, con un 18,3 % de la población de entre 18 y 24 años que no ha completado la Educación Secundaria Obligatoria y no continúa con ningún tipo de formación. Aunque esta cifra es la menor que se registra desde el año 2008, cuando era de un escalofriante 38 %, el abandono prematuro de los estudios por una parte significativa de las nuevas generaciones sigue siendo un problema especialmente espinoso en nuestro país. Atajarlo no es fácil, pues los motivos que provocan esta desvinculación total con el sistema educativo son muy variados y concretos para cada persona. Sin embargo, diversos estudios (Martínez y Álvarez, 2005; Abril, Román Pérez, Cubillas y Moreno, 2008; Terigi, 2009) parecen coincidir en que el fracaso escolar, entendido éste como toda insuficiencia en los resultados alcanzados por el alumnado respecto de los objetivos propuestos para su nivel, edad y desarrollo, y que habitualmente se expresa a través de calificaciones escolares negativas (Pérez, 2009), está estrechamente vinculado con el abandono educativo temprano. El análisis llevado a cabo por Serrano, Soler, Hernández y Sabater (2013) confirma que la variable con mayor impacto sobre el abandono se relaciona con el propio desempeño educativo previo del alumno. En otras palabras, el rendimiento académico es el factor más determinante a la hora de decidir si continuar con los estudios o rendirse sin acabarlos.

En muchas ocasiones, el fracaso escolar se deriva del absentismo escolar, pues indudablemente el ritmo de aprendizaje de un alumno que falta reiteradas veces a clase o por periodos de tiempo prolongados se verá mermado. Hacer “novillos” de forma continuada hace que deje de ser una mera travesura infantil y pase a convertirse en un serio problema educativo que, de no solucionarse, puede traducirse a medio o largo plazo en un problema de exclusión social, dificultad para el empleo, marginación económica, delincuencia, etc. En el Informe de la Comisión Europea (2014) sobre lucha contra el abandono temprano de la educación y la formación en Europa se recoge que España es, de nuevo, uno de los países de la Unión Europea con peores cifras en cuanto a absentismo escolar. Esta circunstancia está confirmada por la investigación llevada a cabo en la Universidad Internacional de Valencia (Alfonso y Gabarda, 2015) que concluye que en nuestro país, casi tres de cada diez alumnos (el 28 %) faltan un día o más sin justificar sus ausencias, lo que supone prácticamente el doble que en los países que conforman la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos). Atendiendo a las causas por las que se produce el absentismo, éste puede clasificarse de la siguiente forma:

v  Absentismo por razones escolares:

§  Selectivo en algunas horas de clase, en asignaturas específicas o en época de exámenes.

§  Virtual o pasivo (aun estando en el centro, no se muestra interés por aprender, adoptando una actitud indiferente que puede resultar en aislamiento o conducta disruptiva).

§  Problemas de relación entre el alumnado-profesorado.

v  Absentismo por razones familiares:

§  Problemas de salud.

§  Problemas de relación familiar.

§  Actividad laboral itinerante de la familia.

§  Dificultades económicas para hacer frente a gastos escolares.

§  Inadecuada organización familiar. 

§  Asignación al alumno/a de diferentes obligaciones familiares.

§  Déficit de habilidades educativas por parte de los padres y madres.

§  Antecedentes de absentismo escolar en otros hermanos.

§  Falta de control o autoridad familiar.

v  Absentismo por razones sociales:

§  Existencia en el entorno de modelos desmotivadores para el estudio.

§  Participación en actividades lúdicas no concordantes con su edad.

§  Grupo de iguales con conductas de riesgo.

v  Absentismo por razones personales del estudiante:

§  Problemas de salud (física o mental).

§  Baja autoestima.

§  Déficit de habilidades sociales.

§  Trastornos de conducta o problemas de adaptación al medio escolar.

§  Victima de acoso escolar.

§  Carencia de competencias básicas para el aprendizaje.

§  Desfase curricular.

§  Falta de motivación hacia el estudio.

§  Problemas de adaptación a la escuela.

Una vez que hemos comprendido que el absentismo escolar tiene sus raíces tanto dentro como fuera de las instituciones educativas, tenemos la obligación de pasar de la conciencia a la acción. Se tienen que tomar medidas preventivas y correctivas para concienciar sobre el valor de la educación y su relevancia en la inserción laboral, detectar con eficacia los casos de absentismo y modificar la conducta absentista movilizando los recursos que sean necesarios para ello. Para ello es necesario coordinar las actuaciones llevadas a cabo por los centros educativos y por los gobiernos locales con el fin de aunar esfuerzos y garantizar que los menores acudan a la escuela en la etapa de escolarización obligatoria (de 6 a 16 años). Desde 2015, la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) viene convocando anualmente el Concurso de Buenas Prácticas Municipales en la Prevención y Atención del Absentismo y del Acoso Escolar con el objetivo de reconocer los mejores programas y difundir sus procedimientos. Aquí os dejo el último publicado.

Para finalizar, me gustaría compartir una reflexión sobre la tarea del docente en la lucha contra el absentismo, el fracaso y el abandono escolar. Creo que establecer un sistema de control de asistencias preciso, entrevistarse con los padres/madres/tutores, trabajar las técnicas de estudio y aprendizaje o utilizar diferentes estrategias y medios para atender la diversidad son prácticas positivas que tienen que ir siempre acompañadas de otras que construyan un clima de convivencia en el aula que promueva vínculos de afecto y respeto. No nos resignemos a impartir el currículo estandarizado de nuestra materia y cumplir con nuestra labor de forma superficial. Exijamos esfuerzo y, a su vez, reconozcamos los valores y habilidades individuales de cada uno de nuestros alumnos. Tengamos gestos y palabras que sirvan de apoyo a la autoestima de nuestros estudiantes y…¡no tiremos nunca la toalla!.


BIBLIOGRAFÍA

Abril Valdez, E., Román Pérez, R., Rodríguez, C., José, M., y Moreno Celaya, I. (2008). ¿Deserción o autoexclusión? Un análisis de las causas de abandono escolar en estudiantes de educación media superior en Sonora, México. Revista electrónica de investigación educativa, 10(1), 1-16.
Alfonso, M. E. y Gabarda, C. (2015). La inteligencia emocional: una herramienta clave para la motivación del estudiante y su rendimiento. Valencia: Universidad Internacional de Valencia
Comisión Europea (2014).  La lucha contra el abandono temprano de la educación y la formación en Europa: estrategias, políticas y medidas. Informe de Eurydice y Cedefop. Luxemburgo: Oficina de publicaciones de la Unión Europea.
Martínez González, R. A., y Álvarez Blanco, L. (2005). Fracaso y abandono escolar en Educación Secundaria Obligatoria: implicación de la familia y los centros escolares. Aula Abierta, 85.
Pérez, V. M. O. (2009). Diversos condicionantes del fracaso escolar en la educación secundaria. Revista iberoamericana de educación, 51(1), 67-85.
Serrano, L., Soler, A., Hernández, L., y Sabater, S. (2013). El abandono educativo temprano: análisis del caso español. Documento de Trabajo, Madrid: INEE, 290.
Terigi, F. (2009). El fracaso escolar desde la perspectiva psicoeducativa: hacia una reconceptualización situacional. Revista iberoamericana de educación, 50, 23-39.
Datos del Ministerio de Educación y Formación Profesional:
La reducción del abandono escolar prematuro en la UE:
Concurso de Buenas Prácticas Municipales en la Prevención y Atención del Absentismo: