martes, 18 de diciembre de 2018

ACTIVIDADES DEL CURSO DE SCOLARTIC "ACTÚA FRENTE AL CIBERBULLYING"

No + ciberacoso escolar

El 24 de enero de 2018, los telediarios nos consternaban con la noticia del suicidio de una niña estadounidense de 12 años que había sido acosada por otros dos menores a través de mensajes de texto y las redes sociales. Sin embargo, ya no nos sorprenden tanto estos sucesos, pues ya por 2013 pudimos leer en el periódico ABC cómo otra adolescente de la misma edad que la anterior se suicidaba tras año y medio de amenazas y desprecios vía Internet. Estaríamos cometiendo un error si creyésemos que se trata de casos aislados y lejanos, pues según el informe “Yo a eso no juego” de Save the Children publicado en 2016, el 6,9 % de los estudiantes entre 12 y 16 años se considera víctima de ciberacoso, lo que extrapolado al conjunto del alumnado de esa edad supone aproximadamente 82000 menores afectados en España. Otro estudio más reciente realizado por la Fundación ANAR en 2017 sugiere que el 24,7 % del total de casos de acoso escolar se puede clasificar como ciberbullying, destacando además el hecho de que dos terceras partes de las víctimas sean mujeres. Es evidente que algo está fallando en la formación de nuestros jóvenes, pues muchos de ellos ni se plantean las graves consecuencias que pueden provocar sus acciones. Enviar whatsapps ofensivos, insultar a través de cualquier plataforma de comunicación, compartir vídeos e imágenes comprometidas, difundir rumores o suplantar la identidad de otra persona se han convertido en prácticas cotidianas. ¿Cómo podemos frenar este terrible fenómeno cada vez más frecuente en nuestra sociedad? 

El término ciberbullying, acuñado por primera vez por Belsey  (2005) consiste en el uso de las tecnologías de la información y comunicación para apoyar el comportamiento deliberado, repetido y hostil de un individuo o de un grupo, con el objetivo de dañar a otros. Otras definiciones posteriores (Cáceres, 2010; García Casado, 2010, cit. en Pesantez y Quirola, 2012; Laplacette, Becher, Fernández, Gómez y Lanzillotti, 2011; Avilés, 2013) hacen mayor hincapié en el hecho de que esta intimidación cibernética sea una forma de maltrato entre iguales que proviene del entorno escolar o social de la víctima, pero con un claro desequilibrio de poder entre agresor y agredido. En otras palabras, actualmente nos referimos al ciberbullying como un tipo de acoso en red intencionado en el que únicamente están implicados menores de edad y en el que el perjudicado se encuentra en una situación de indefensión o desventaja. En los medios de comunicación, se habla indistintamente de “acoso electrónico”, “e-acoso”, “acoso móvil”, “acoso en línea”, “acoso en Internet”, “acoso digital”, “acoso virtual”, “network mobbing” o “ciberintimadación” para hacer referencia al ciberbuylling. 

Prados y Fernández (2007) consideran que existen dos modalidades de ciberbullying: la que refuerza el bullying ya emprendido, y la que se inicia a través de las TIC sin antecedentes previos. Sin embargo, independientemente de la forma de acoso digital, muchos autores están de acuerdo con Slonje y Smith (2008) en que existen tres factores fundamentales que diferencian la ciberintimidación del acoso escolar tradicional (bullying) y que lo hacen especialmente peligroso:
  • El acoso en red puede cometerse a distancia y, particularmente, en casa de la víctima si ésta se encuentra conectada. 
  • Internet permite que las publicaciones ofensivas tengan mayor difusión y alcance. Además, suele implicar la participación de un mayor número de agresores. 
  • Los ciberacosadores pueden ampararse bajo el anonimato, lo que les puede causar una falsa sensación de impunidad que desorienta y desmoraliza a la víctima.
Con el objetivo de ampliar mis conocimientos y recursos para hacer frente al acoso en línea, he participado en el curso “Actúa frente al ciberbullying” que ofrece ScolarTIC, una Comunidad Educativa online que ofrece ponencias, talleres, debates, charlas y muchas otras iniciativas para docentes. Gracias a esta propuesta de formación he podido conocer diferentes herramientas para la prevención, detección e intervención en situaciones de ciberbullying.
La primera tarea que he tenido que afrontar es la creación de una estrategia de sensibilización en la que se desarrollen algunas acciones que puedan formar parte de una campaña de prevención del ciberacoso. En esta ocasión he decidido encuadrar mi propuesta en el día 5 de febrero, que es el Día Internacional de Internet Seguro. Está destinada al alumnado de 1º de Bachillerato, teniendo en cuenta la madurez necesaria para realizar con éxito las actividades que se llevarán a cabo y los materiales seleccionados. Aquí tienes el resultado. ¡Pincha en los símbolos + para ampliar la información!





La segunda tarea que debemos realizar para completar la formación consiste en compartir algunos indicadores que nos permitan detectar el ciberbullying. Para ello, me voy a basar en la investigación realizada por Correa y Prieto (2015), en la que se identificaron varios tipos de conductas dependiendo del rol adoptado en el caso de ciberacoso (agresor, víctima o espectador). Centrándome en los ítems referentes al atacante, éstos hacen referencia a la utilización de las redes sociales para intimidar, amenazar, publicar defectos de otros, subir imágenes para ridiculizar o buscar diferentes maneras de molestar. Es especialmente llamativo el hecho de que algunos agresores consideren divertidas estas acciones e incluso se sientan satisfechos llevándolas a cabo.
La fundación ANAR nos recuerda que las características diferenciadoras de las víctimas (raza, religión, cultura, aficiones, orientación sexual...) son uno de los principales motivos por los que sufren e-acoso. Los docentes debemos estar atentos a los diferentes indicadores que puedan darse en aula y contar con herramientas como las tutorías individuales o grupales, sociogramas, entrevistas con las familias, etc., pero informar sobre posibles situaciones de riesgo o realizar talleres sobre buenas prácticas con las TIC no es suficiente. Como asegura Avilés (2013), “la educación moral debe constituir el eje vertebrador de las actuaciones preventivas y de intervención”. Puesto que no es un problema que atañe únicamente al uso de las nuevas tecnologías, propongo trabajar la empatía, la conciencia social y la gestión de las emociones para tratar de detener y combatir las situaciones de ciberbullying.

Referencias
Avilés Martínez, J. M. (2013). Análisis psicosocial del ciberbullying: claves para una educación moral. Papeles del psicólogo, 34(1).
Belsey, B. (2005). Cyberbullying: An emerging Threta to the always on generation.
Ciberbullying, el efecto mediador de las TICS en el acoso escolar. Mª Ángeles Cáceres. (2010) Temas para la educación. Revista digital para profesionales de la enseñanza.
Correa, A. B., y Prieto, B. L. A. (2015). Diseño y análisis psicométrico de un instrumento para detectar presencia de ciberbullying en un contexto escolar. Psychology, Society & Education, 7(2), 213-226.
Laplacette, J. A., Becher, C., Fernández, S., Gómez, L. A., Lanzillotti, A., y Lara, L. A. (2011). Ciberbullying en la adolescencia: Análisis de un fenómeno tan virtual como real. In III Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología XVIII Jornadas de Investigación Séptimo Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR. Facultad de Psicología-Universidad de Buenos Aires.
Pesantez Paucar, K. V., y Quirola Carchi, L. M. (2012). Estudio de acoso escolar entre pares, con el uso de la tecnología:(ciberbullying)
Prados, M. Á. H., y Fernández, I. M. S. (2007). Ciberbullying, un problema de acoso escolar. RIED. Revista iberoamericana de educación a distancia, 10(1), 17-36.
Slonje, R., y Smith, P. K. (2008). Cyberbullying: Another main type of bullying? Scandinavian journal of psychology, 49(2), 147-154.
El ciberacoso de Amanda Todd: un caso de sextorsión, cyberbullying y suicidio. https://www.youtube.com/watch?v=6yIhGau0qXg  (Visitado el 18/12/2018)








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