INFOXICACIÓN
La
segunda unidad del SPOOC (Self Paced Open Online Course) “Entornos
personales de aprendizaje” tiene por objetivo la adquisición de las destrezas
necesarias para optimizar las búsquedas en Internet, utilizar alguna
herramienta de sindicación (lectores RSS)
para disponer de información actualizada de nuestros temas de interés y
aprovechar los marcadores sociales
para clasificar nuestros recursos digitales. Todo esto enlaza perfectamente con
lo visto en NavegaEnDigital, donde recojo
también algunos consejos concretos para configurar nuestra clave de búsqueda.
Como primera tarea, este
curso nos pide buscar dos artículos sobre la gestión de grandes cantidades de
información y hacer una reflexión sobre el concepto de “information overload”.
Para ello, he escogido dos publicaciones que ofrecen dos visiones distintas de
las medidas que se pueden tomar para afrontar esta sobrecarga de información o infoxicación.
Es
evidente que vivimos en un mundo globalizado respaldado por las TIC. En este
sentido, Gómez (2014) señala que “la sobreexposición a los medios está
generando, en muchos casos, más "infrainformación”.
En su artículo, sin embargo, toma una actitud positiva ante la “hiperconectividad” y asegura que una
comunicación plural y de calidad es posible siempre y cuando se adopten ciertas
estrategias, tanto a nivel individual como a nivel político (para todos), que
hagan que esto sea una realidad para cualquier ciudadano. Estas estrategias se
centran sobre todo en ofrecer al público canales públicos de información que
sean diversos e independientes.
Por
otro lado, Quesada y Ruiz (2016) recomiendan profundizar en el concepto de
infoxicación, pues parece que ésta puede repercutir en nuestra salud
ocasionando patrones de angustia y ansiedad. Las búsquedas de información poco
selectivas y de fuentes no fiables repercuten en nuestro día a día, ya sea a
nivel laboral o a nivel personal. La llamada web 3.0 o web semántica surge como alternativa a la “obesidad informativa”, pues a través de
algoritmos, bases de datos y aplicaciones interactivas permite aprovechar de
forma eficiente los contenidos digitales y, en otras palabras, “dotará a las
búsquedas de significado y de una personalidad adecuada a cada individuo”.
Aunque
comparto la necesidad de utilizar programas y herramientas que organicen
nuestras búsquedas y nos ayuden a recuperar la información de forma sencilla,
en mi opinión la clave de una buena “dieta informativa” se basa en la selección de las fuentes. La fiabilidad
de una fuente viene definida por su autoría
(¿quién proporciona esa información?, su actualidad
(¿en qué año fue publicada la información?), su filiación (¿quién ha financiado ese estudio, publicación, etc.?),
su propósito (¿por qué sale a la luz
esa información?) y su audiencia (¿a
quién va dirigida esa información?). También debemos fijarnos en su relevancia (¿quién y cómo ha utilizado
esa información?), en si es medible
(si ofrece datos o, por el contrario, nos da opiniones) y en su rentabilidad (¿está disponible
fácilmente o nos cuesta encontrarla?, ¿cuánto tiempo nos lleva encontrar la
información concreta que buscamos en esa fuente?).
Referencias
Referencias
Gómez, J. I. A. (2014).
Desde la infoxicación al derecho a la comunicación. Comunicar: Revista
científica iberoamericana de comunicación y educación, (42), 7-8.
Quesada, V. T., y Ruiz, P. T. (2016). Infoxicación, Angustia, Ansiedad y
Web Semántica. Razón y palabra, (92), 54-27.
GESTIÓN DE LA INFORMACIÓN POR PARTE DEL ALUMNADO
Como segunda tarea, este curso nos
plantea hacer una valoración sobre la competencia para la gestión de la
información de nuestros estudiantes y qué debemos hacer los docentes para
contribuir a su desarrollo. De nuevo, puedo hacer referencia a una
de mis anteriores publicaciones, InfoEficaz,
donde propongo un diseño sencillo de plan de gestión de archivos archivos
(organización, almacenamiento y recuperación) a través de un vídeo de Powtoon
muy fácilmente comprensible para el alumnado.
La Orden ECD/65/2015, de 21 de enero,
por la que se describen las relaciones entre las competencias, los contenidos y
los criterios de evaluación en educación primaria, secundaria y bachillerato,
establece la competencia digital como una de las siete competencias clave que
debe adquirir el alumnado para su incorporación a la vida adulta de manera
satisfactoria. Esta normativa resalta que para el adecuado desarrollo de la
competencia digital resulta necesario abordar la comprensión de cómo se
localiza, se analiza, se interpreta y se gestiona la información.
Para
determinar la competencia para la gestión de la información (competencia
informacional), Gairín (2007) nos propone atender a cuatro subcompetencias:
- Utilizar información relevante.
- Transmitir y compartir información.
- Reutilizar la información.
- Crear nueva información.
Para ello,
veo fundamental comprobar el uso de fuentes de información fiables (pidiendo
que aparezcan reflejadas en los trabajos del alumnado), apreciar la
participación activa y responsable en redes sociales y comunidades online,
valorar la producción de contenido usando herramientas digitales.
Como
docente, las dos estrategias que puedo recomendar para gestionar la información
son la creación de alertas en Google y la subscripción a sitios webs de
referencia a partir de lectores RSS como Feedly, Flipboard, Feedspot o Bloglovin´. También
me parece interesante el apoyo que ofrecen los marcadores sociales
(bookmarking) como Pocket, Listly, Symbaloo, Digg o Reddit para guardar en base a categorías los enlaces en Internet que
nos resulten especialmente interesantes y compartirlos con otros usuarios.
Aquí os
dejo un pequeño recurso que resume las buenas prácticas que nos ayudan a
mejorar nuestra competencia informacional.
Referencias
Gairín, J. (2007). Competencias para
la gestión del conocimiento y el aprendizaje. Cuadernos de pedagogía, 370,
24-27.
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