El
Módulo 1 del MOOC (Massive Open Online Course) del INTEF (Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de
Formación del Profesorado) denominado “Comunidades Educativas Innovadoras”
tiene por objetivo profundizar en la primera etapa del Design Thinking, es
decir, la etapa de Exploración. Para ello, debemos obtener la mayor información
posible sobre nuestro reto, la gestión del cambio, a través de los siguientes
pasos:
Crear un grupo multidisciplinar de personas que aporten diferentes visiones sobre el problema y compartir la información obtenida.
Estudiar la situación detalladamente y de forma individual, haciendo entrevistas a los agentes implicados y tratando de sentir empatía hacia sus puntos de vista.
La primera de las Tareas de este
módulo consiste en comprender el reto, de forma que seamos capaces de
identificar quién es el usuario final que se beneficia de la solución que demos
al reto, determinar los stakeholders (partes interesadas) y compartir la
información previa de la que disponemos sobre el reto.
Según lo he enfocado, mi reto de
gestión del cambio va dirigido al profesorado que por diferentes motivos es
incapaz de mejorar sus funciones si ésto le supone salir de su zona de confort.
La solución que debo encontrar debe ir destinada a los docentes, pero también
es evidente que quienes más se aprovecharán de los nuevos proyectos en los que
se intervenga es el alumnado.
Los stakeholders o grupos de
individuos que puede afectar a la consecución del reto o ser afectados por el mismo, tanto
internos como externos al Centro, y en orden decreciente en su poder de
decisión sobre él son:
En la segunda tarea del Módulo 1
tenemos que hacer una recopilación de la información primaria (observación y
entrevistas) y secundaria (Internet y publicaciones) que obtengamos sobre el
reto.
Todas las fuentes consultadas afirman
que el primer paso para gestionar el cambio es saber exactamente qué es lo que
se quiere cambiar y plantear una estrategia que nos ayude a cubrir todos los
elementos necesarios para ello. En el ámbito educativo, esto conlleva una
profunda reflexión sobre el ámbito de modificación: una forma de organización, una
metodología en el aula, una forma de comunicación con las familias, etc. y
analizar si la innovación que se quiere implementar es posible y supone una mejora
para esa demanda.
Por otro lado, Según Pascual (1988) y
Paredes (2004), la efectividad del cambio educativo está directamente
relacionada con el nivel de colaboración que se alcance entre todas las
estructuras en las que se organiza el Instituto y con el compromiso del
profesorado y de la dirección escolar. En mi opinión, es aquí donde está la
clave, pues en las entrevistas que he mantenido con algunos de mis
compañeros me he percatado de que es imposible poner en marcha proyectos de mejora sin admitir las
imperfecciones de nuestra labor docente.
Como ejemplo, os muestro el cuestionario y las respuestas
que he recibido por parte de una compañera y amiga que se ha prestado a
ayudarme
- ¿Cuántos años llevas ejerciendo de profesor/a? Llevo 16 años como profesora de Física y Química.
- ¿Te gusta tu trabajo? ¿Qué cambiarías? Me encanta mi trabajo, aunque reconozco que en muchas
ocasiones he sentido frustración y desilusión. Ser docente significa que tienes
que estar dispuesto a llevarte preocupaciones a casa, pero las pequeñas
satisfacciones del día a día superan con creces todos los aspectos negativos.
- ¿Eres una persona abierta al cambio? Me considero una persona capaz de realizar pequeños
cambios, tanto en mi vida personal como laboral. No obstante, me cuesta
asimilar los cambios que supongan un gran trastorno en mi rutina.
- ¿Qué opinas de las nuevas metodologías en el aula? ¿Las
incorporas en tu día a día? Creo que en la actualidad hay un gran afán por utilizar
nuevas metodologías en el aula sin hacer un buen análisis de las necesidades
del alumnado. Estoy a favor del uso del flipped classroom, el aprendizaje
basado en proyectos, el aprendizaje cooperativo o la gamificación, siempre que
esto tenga más consecuencias positivas que negativas. Cada estudiante tiene
unas características concretas y, como consecuencia, puede que lo que a uno le
ayude en la adquisición de los contenidos, a otro le distraiga y le perjudique. En mi caso, estoy incluyendo más actividades de tipo
cooperativo, fundamentalmente con mis grupos de ESO. Sin embargo, con el
alumnado de Bachillerato siempre voy más ajustada de tiempo para cumplir con el
currículo, por lo que este tipo de actividades son mucho menos frecuentes.
- ¿Utilizas las tecnologías de la información y comunicación
como un recurso en el proceso de enseñanza-aprendizaje? Suelo integrar las nuevas tecnologías para que las clases
sean más interactivas. Éstas me ayudan a que el alumnado adquiera un rol más
dinámico, aunque en ocasiones el nivel de atención disminuye. Creo que lo
fundamental es guiar en el buen uso de las TIC y ofrecer estrategias que
permitan seleccionar fuentes de información fiables.
- ¿Qué es para ti la innovación? Para mí, la innovación consiste en crear una solución a
través de un nuevo enfoque del problema que hasta ahora no habías abordado.
- ¿Participas en algún proyecto de innovación en tu Centro? Sí, participo en un proyecto denominado “Muestras de la
ciencia”. El alumnado elabora unos pósters en los que presentan los
experimentos llevados a cabo en las asignaturas de la rama científica y éstos
son expuestos a final del curso tanto para los estudiantes del Centro como para
sus familias.
- En caso afirmativo, ¿en qué consiste y cuáles son tus funciones? Mi primera tarea es ayudar en la elaboración de la memoria
del proyecto, concretando los indicadores y sistemas de evaluación, y
estableciendo los procedimientos para su seguimiento periódico. También me
ocupo de repartir y dirigir los trabajos llevados a cabo por mis grupos de
estudiantes, siempre manteniendo el contacto con el resto del profesorado
participante para coordinarnos en nuestras actuaciones.
- Cuando participas en un proyecto, ¿lo haces por obligación o
por motivación? Ambas. Nunca me he sentido presionada por parte de otros
compañeros, pero sí me siento obligada a participar en algunos proyectos
porque, honestamente, me sirve para reciclarme y para dar visibilidad al
trabajo que realizo con el alumnado. Jamás participaría en un proyecto en el
que no creo.
- ¿Se valora la participación de los docentes en los proyectos
de innovación? Sí, aunque no lo suficiente. Generalmente, es el propio
profesorado quien más reconoce el esfuerzo de quienes participamos en un
proyecto de innovación. Echo en falta más apoyo de la Consejería de Educación,
aunque soy consciente de que poco a poco se van concediendo más ayudas y
recursos. Mi mayor desilusión suele llegar por parte de una minoría de
estudiantes y familiares que prefieren no involucrarse, algunos porque piensan
que es una pérdida de tiempo, y otros porque les supone un trabajo extra.
- Personalmente, ¿qué dificultades encuentras a la hora de
participar en un proyecto? A veces no es fácil llegar a entendimiento con los docentes
de nueva incorporación que llegan a principio de curso con una energía que
otros hemos ido perdiendo con el paso de los años. No digo que los veteranos tengamos siempre la razón, pero cuando la experiencia ha demostrado que algo funciona, creo que es lógico que seamos reticentes a cambiarlo. También es complicado
encontrar tiempo para poner en común ideas y llevarlas a cabo cuando tenemos
tantas clases que preparar y una infinidad de documentos que redactar. Por
último, comentaría lo difícil que es envolver a los estudiantes en un proyecto
y que se comprometan con él. En épocas de exámenes nadie quiere colaborar. El
resto del año, es la falta de interés la que hace que no siempre se vayan
cumpliendo los objetivos.
Finalmente, me gustaría compartir algunas
necesidades que hemos visto fundamentales a la hora de gestionar el cambio y que
resumo en la siguiente imagen:
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhpuGUf_xNUJArzcdhI_4Z-U9zcfK6fFpXzEdf9WN15f34DsVR-RDyoPRgddti7SABEX-hDbNQ5krnwFvsgtfR0iAclFxANsHsHYEoGC37sRr-wIsURJ9dJM2_6S1b0yHu-MKmFLmc6sauL/s640/cambio.png)
Referencias
Paredes, J. (2004). Cultura escolar y resistencia al
cambio. Tendencias pedagógicas, 9, 131-142.
Pascual, R. (1988). La gestión educativa ante la
innovación y el cambio. Narcea.